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cierto tiempo para que un extraño se integre en la vida de un pueblo. Además, es dudoso
que podamos justificar el hecho de destacar a un buen elemento para un trabajo a tiempo
completo aquí, en el momento actual, y por otro lado, si no se dedicara a ello a tiempo
completo, es también dudoso que pudiera ser de alguna utilidad. Por el contrario, si
pudiéramos encontrar a alguien de confianza, que conociera ya el lugar y sus gentes para
mantenernos al corriente del posible desarrollo de los acontecimientos, la cosa sería ideal.
¿Qué piensas tú al respecto?
Reflexioné un momento.
- No gran cosa, a primera vista - dije -. Todo depende de lo que comporte el trabajo en
sí.
Miré brevemente a Janet. Ella dijo, más bien fríamente:
- Diría que se nos está pidiendo que espiemos a nuestros amigos y a nuestros vecinos.
Creo que un espía profesional haría mejor el trabajo.
- Esta es nuestra casa - dije, apoyando a Janet.
Inclinó la cabeza como si hubiera esperado esta respuesta.
- Os consideráis miembros de esta comunidad - dijo.
- Lo intentamos, y creo que comenzamos a conseguirlo - dije yo.
Inclinó nuevamente la cabeza.
- Es bueno - dijo -. Es bueno que comencéis a sentir que tenéis obligaciones hacia ella.
Precisamente necesitamos a alguien que se interese por ella, que la vigile.
- No veo exactamente por qué. Me atrevería a decir que se ha desenvuelto por sí
misma perfectamente durante algunos siglos... o al menos diría que la vigilancia de sus
propios habitantes ha sido suficiente.
- Sí - convino -. Es completamente exacto... hasta hoy. Pero a partir de ahora necesita
una protección exterior. Y me parece que el mejor medio de dársela depende en gran
parte de nuestra exacta información.
- ¿Qué tipo de protección? ¿Y contra qué? - En primer lugar, de los curiosos.
Muchacho, ¿crees realmente que es por casualidad de los periódicos no se han ocupado
en absoluto de Midwich después del Día Negro? ¿Crees que es normal el que los
periodistas no hayan metido aquí sus narices para publicar hasta los últimos secretos de
cada uno de vosotros una vez todo hubo vuelto a la normalidad?
- Por supuesto que no - respondí -. Sabía naturalmente que había consignas de
seguridad... tú mismo
me lo dijiste. Y no me sorprendió en lo más mínimo. No sé lo que pasa en la Granja,
pero sí sé que no se habla de las cosas que ocurren allí dentro.
- No fue solamente la Granja la que cayó en un profundo sueño - hizo notar -, sino todo
lo que había en dos kilómetros a la redonda.
- Pero la Granja estaba dentro de este radio. Sin duda era el objetivo. Es muy probable
que esa influencia, sea de la naturaleza que sea, no pueda extenderse sobre un radio de
acción reducido, o tal vez sus autores, sean quienes sean, creyeron que era más seguro
darse este margen.
- ¿Eso es lo que cree el pueblo? - preguntó.
- En gran parte... con algunas variantes.
- Este es exactamente el tipo de información que quiero tener. Le echan la culpa de
todo a la Granja, ¿no?
- Naturalmente. ¿Qué otra razón podría existir para que esto ocurriera en Midwich?
- Bien, supongamos que te digo que tengo razones para creer que la Granja no tiene
nada que ver con ello. Y que nuestras más minuciosas investigaciones han confirmado
esta idea.
- Pero entonces todo sería absurdo - protesté.
- Quizá no. No puede considerarse un accidente como un hecho absurdo.
- ¿Un accidente? ¿Quieres decir un aterrizaje forzoso?
Bernard se encogió de hombros.
- No puedo decírtelo. Creo que el accidente real fue el que este aterrizaje forzoso se
produjera en las inmediaciones de la Granja. He aquí a donde quiero llegar: más o menos
casi todo el mundo en el pueblo ha sido expuesto a un fenómeno curioso y muy poco
habitual. Y ahora, tanto vosotros como el resto del pueblo se lo toma como si todo hubiera
acabado por completo. ¿Por qué?
Janet y yo le miramos sorprendidos.
- Bueno - dijo ella -. Vino y se fue... entonces, ¿por qué no habría de haber terminado?
- Simplemente vino, no hizo nada, se fue de nuevo, ¿y no ha producido el menor
efecto?
- No lo sé. Ningún efecto visible al menos, aparte los accidentes, por supuesto, y
afortunadamente para los que los sufrieron ni siquiera se enteraron de lo que ocurría - dijo
Janet.
- Ningún efecto visible - repitió él -. Actualmente, esto no quiere decir gran cosa, ¿no?
Todo el pueblo puede haber recibido por ejemplo una dosis peligrosa de rayos X, gamma
o de algún otro tipo, sin efectos inmediatos visibles. No existe ninguna razón para
preocuparse por ello, estoy dando únicamente un ejemplo. Si existiera algún tipo de
radiación latente, la habríamos detectado. El caso no es este. Pero puede existir alguna
cosa que seamos incapaces de detectar. Algo que nos es completamente desconocido,
algo que tiene la propiedad de provocar llamémosle un sueño artificial. Bien, se trata de
un fenómeno notable desde todos los puntos de vista, suficientemente inexplicable, y más
bien alarmante. ¿Tenéis realmente la pretensión de sostener alegremente que un
incidente tan curioso como este puede producirse, luego cesar, y no presentar ningún
efecto? Por supuesto, puede que sea así: que no tenga mayor efecto que un tubo de
aspirinas; pero espero que estaréis de acuerdo en que hay que tener los ojos bien
abiertos para saber si este es realmente el caso o no.
Janet vaciló un poco en sus convicciones.
- ¿Quiere decir con esto que querría que nosotros o cualquier otro hiciera esto por
usted? ¿Observar y anotar el menor efecto?
- Lo que querría obtener es una fuente de información fidedigna sobre el conjunto de
Midwich. Quiero ser tenido al corriente día a día de cómo se desenvuelven aquí las cosas,
a fin de que pueda, si es necesario, tomar todas las disposiciones útiles según las
circunstancias, y esté en condiciones de tomarlas a tiempo.
- Del modo como lo está presentando, le está dando al asunto un giro militar - dijo
Janet.
- En cierto sentido así es. Quiero un informe regular del estado de Midwich desde el
punto de vista de la salud, actitud, moral de los habitantes, de modo que pueda supervisar
paternalmente el pueblo. El espionaje queda fuera de mis objetivos. Hay que actuar de
modo que yo pueda actuar en favor de Midwich en caso de que se presente la ocasión.
Janet lo estudió atentamente por unos momentos.
- ¿Qué es lo que espera que llegue a ocurrir aquí, Bernard? - preguntó.
- ¿Es que habría hecho esas proposiciones si lo supiera? - respondió él -. Tomó
precauciones. No conocemos la naturaleza de lo ocurrido, como tampoco su actuación.
No podemos imponer una cuarentena sin motivos. Pero podemos intentar descubrirlos. Al
menos, vosotros podéis. Bien, ¿qué decís?
- No lo sé - respondí -. Danos uno o dos días para reflexionar, y te lo haré saber.
- Bien - dijo. Y pasamos a hablar de otras cosas.
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