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    - Es muy amable por tu parte, hermano, muy amable. Lo siento... no pretenda ser
    sarcstico. Pero no tena intención de pedir tu aprobación. Me incitaste, accidentalmente,
    estoy seguro de ello, a entrar en materias de discusión que nunca he pretendido discutir. -
    Hizo una pausa para encender otro de aquellos apestosos cigarrillos, y siguió ms
    tranquilamente -: John, supongo que yo mismo soy, a mi propia quisquillosa manera, un
    hombre intolerante. Creo muy firmemente en la libertad de religión... pero creo que esta
    libertad se expresa mejor como la libertad de permanecer callado. Desde mi punto de
    vista, una gran parte de la piedad abiertamente expresada no es ms que un orgullo
    insufrible.
    - Eh?
    - No todos los casos... Yo he conocido al bueno y al humilde y al devoto. Pero qu
    hay del hombre que clama saber lo que piensa el Gran Arquitecto? El hombre que
    proclama estar informado de sus Ocultos Designios? A m me suena como una
    presunción sacrlega de la peor especie... por parte de un tipo que probablemente no ha
    estado nunca ms cerca de Su Mesa de Diseo de lo que podamos haberlo estado t o
    yo. Pero le hace sentirse mejor el proclamarse en trminos amistosos con el Altsimo,
    ensalza su ego, y le permite dictar la ley para ti o para m. Puaf! Llega un sujeto con una
    voz potente, un C. I. de alrededor de los 90, pelo en las orejas, ropa interior sucia, un
    montón de ambición. Es demasiado perezoso para ser granjero, demasiado estpido para
    ser ingeniero, demasiado poco de fiar para ser banquero... pero hermano, sabe rezar!
    Tras un poco de tiempo ha reunido en torno suyo a otros sujetos que no poseen su vivida
    imaginación ni su confianza en s mismo, pero a quienes les gusta la idea de tener una
    lnea directa a la Omnipotencia. De modo que ese sujeto ya no es ms Nehemiah
    Scudder, sino el Primer Profeta.
    Yo iba siguiendo su argumentación, sintindome impresionado pero tambin
    complacido, hasta que nombró al Primer Profeta. Quiz mi propio estado espiritual en
    aquel momento hubiera podido ser descrito como el de un primitivo seguidor del Primer
    Profeta... es decir, haba decidido que el Profeta Encarnado era el propio diablo y que
    todas sus acciones eran malvadas, pero esa creencia no afectaba las bases de la fe que
    yo haba aprendido de mi madre. Lo que haba que hacer era expurgar y reformar la
    Iglesia, no destruirla. Menciono esto porque mi propio caso era paralelo a muy serios
    problemas militares que se iban a desarrollar ms tarde.
    Me di cuenta de que Zeb estaba estudiando mi rostro.
    - Te he alcanzado de nuevo en lo sensible, en, compaero? No era mi intención.
    - No, en absoluto - respond envaradamente, e intent explicar que, en mi opinión, la
    pecaminosidad de la actual pandilla de demonios que se haban apoderado de la Iglesia
    no invalidaba de ningn modo la verdadera fe -. Despus de todo, no importa lo que
    pienses o la forma como prefieras exhibir tu cinismo, las doctrinas son un asunto de lógica
    necesidad. El Profeta Encarnado y sus cohortes pueden pervertirlas, pero no pueden
    destruirlas... y no importa si el autntico Profeta lleva la ropa interior sucia o no.
    Zeb suspiró como si estuviera enormemente cansado.
    - Johnnie, puedes estar seguro de que no tengo intención de iniciar ninguna discusión
    sobre religión contigo. No soy del tipo agresivo... Ya lo sabes, fui empujado hacia la
    Cabala. - Hizo una pausa -. Dices que las doctrinas son asunto de lógica?
    - T mismo me has explicado la lógica. Es una estructura perfecta, consistente.
    - As es. Johnnie, lo ms hermoso de citar a Dios como una autoridad es que puedes
    probar cualquier cosa que t desees probar. Es tan sólo cuestión de seleccionar los
    postulados adecuados, y luego insistir en que tus postulados son inspirados. Luego
    nadie podr probablemente demostrar que ests en un error.
    - Ests afirmando que el Primer Profeta no estaba inspirado?
    - No estoy afirmando nada. Por lo que sabemos, yo soy el Primer Profeta, que ha
    regresado para echar a los profanadores de mi templo.
    - No seas., - me senta herido en lo ms profundo, e iba a rebatirle impetuosamente
    cuando alguien llamó a la puerta de Zeb. Call, y l dijo:
    - Adelante!
    Era la Hermana Magdalene.
    Hizo una inclinación de cabeza hacia Zeb, sonrió dulcemente ante mi boca abierta por
    la sorpresa, y dijo:
    - Hola, John Lyle. Bienvenido. - Era la primera vez que la vea vestida con otras ropas
    distintas a las de sagrada diaconisa. Pareca tremendamente bonita y mucho ms joven.
    - Hermana Magdalene!
    - No. Sargento de Estado Mayor Andrews. Maggie para mis amigos.
    - Pero qu ha ocurrido? Por qu est aqu?
    - Precisamente en este momento estoy aqu porque o en la cena que habas llegado.
    Cuando no te he encontrado en tus aposentos he llegado a la conclusión de que estaras
    con Zeb. Por lo dems, yo tampoco poda volver, como t o Zeb... y nuestro escondite all
    en Nueva Jerusaln se estaba atiborrando, as que me transfirieron.
    - Bueno, me alegro mucho de verla!
    - Yo tambin me alegro de verte a ti, John. - Me palmeó la mejilla y sonrió de nuevo.
    Luego se sentó en la cama de Zeb con las piernas cruzadas, mostrando una ms bien [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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