[ Pobierz całość w formacie PDF ]
¿No?
Adzel retuvo el aliento entre sus dientes. No tenemos tiempo para adivinanzas
continuó Van Rijn . Hace dos semanas enviaron una nave con un mensaje. Por lo
menos, Control de Tráfico la tiene registrada con dos de los socios en persona a bordo.
Quizá todavía puedas llegar antes que sus dueños dondequiera que sea. En cualquier
caso, tú y Falkayn sois ahora mismo lo mejor que tenemos en el Sistema Solar para ir a
echar un vistazo. Pero si esperáis una hora, que os coman las termitas, la policía entrará
en acción y seréis detenidos como testigos materiales.
»¿No es mejor que os marchéis mientras os sea posible? Repara a nuestro hombre por
el camino; enteraos de lo que podáis allá lejos y mandad un informe, vosotros mismos o
por robot-correo; o por correo normal, o por una paloma mensajera. El riesgo es grande,
pero quizá el provecho esté en la misma proporción; o quizá el beneficio consista en
conservar nuestras vidas o nuestra libertad. ¿Tengo razón?
Sí dijo Chee Lan débilmente, después de una larga pausa.
La nave había cruzado las montañas y estaba descendiendo sobre el punto de la cita.
El mar Frigoris se extendía oscureciéndose bajo un sol que bajaba por el sur.
Pero somos un equipo. Quiero decir que Adzel...
El no puede ir dijo Van Rijn . Ahora mismo, nosotros también estamos haciendo
migas con el pacto y el derecho civil. Ya es bastante malo que tú y Falkayn tengáis que
marcharos. Tiene que irse él, no Adzel, porque él es quien está entrenado especialmente
para trabajar con los alienígenas, con las nuevas culturas, adivinar y contraadivinar.
Serendipity es inteligente y peleará a la desesperada aquí en la Luna. Tengo que tener
evidencia de lo que han hecho, pruebas, testigos. Adzel estuvo allí. Puede enseñar
documentos impresionantes.
Bien... el wodenita nunca había oído a Chee Lan hablar con tanta tristeza .
Supongo que no me esperaba esto.
Estar con vida dijo Van Rijn , ¿no es sorprenderse una y otra vez?
La nave se posó sobre el suelo. El rayo tractor liberó a Adzel. Trastabilló sobre la lava.
Buena suerte dijo Chee.
Estaba demasiado conmocionado para una res puesta articulada. La nave se elevó de
nuevo. Se la quedó mirando hasta que se desvaneció en las estrellas.
La nave del comerciante llegó al poco rato; pero para entonces Adzel había
reaccionado. Como en un sueño, subió a bordo y dejó que la tripulación le despojase de
su impedimenta y que Van Rijn cogiese las muestras que había obtenido en el castillo.
Cuando llegaron al puerto de Lunogrado, se encontraba semiconsciente y casi no oyeron
los ultrajados aullidos de su patrón no parecía consciente de nada que no fuera una
infinita necesidad de dormir, dormir y dormir , cuando fue arrestado y le llevaron a la
cárcel.
8
El teléfono anunció:
Señor, el principal sujeto de la investigación ha llamado a la oficina de Méndez y está
pidiendo una conferencia inmediata con él.
Exactamente como yo había esperado dijo Edward Garver, con satisfacción , y
justo también en el momento que yo esperaba cuadró su mandíbula . Adelante,
pásemelo a mí.
Era un hombre pequeño con escaso cabello sobre un rostro de perro faldero, pero en el
interior de una severa túnica gris sus hombros tenían una anchura poco corriente. Las
máquinas secretariales no se limitaban a rodearle, como lo hubieran hecho con un
ejecutivo o burócrata normal; de alguna manera, daban la impresión de estar en posición
de firmes. En su escritorio no se veían objetos personales nunca se había casado ,
pero en las paredes podían verse numerosas imágenes, que a menudo animaba, de sí
mismo apretando las manos de sucesivos primeros ministros de la Comunidad Solar,
presidentes de la Federación Lunar y otros dignatarios.
Sus palabras llegaron por el cable hasta un computador, que oyó y obedeció. Una
señal relampagueó a través de estadios electrónicos, se convirtió en un rayo, y saltó
desde un transmisor colocado sobre Selenópolis, en la muralla circular de Copérnico.
Llegó hasta un satélite del satélite natural de la Tierra y fue retransmitido hacia el norte,
por encima de dentadas extensiones estériles mordidas por el sol, hasta que llegó a un
receptor de Plutón. Codificada para su destino, fue pasada a otro computador que cerró
[ Pobierz całość w formacie PDF ]