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buena o mala, fallada et non buscada, ay meester otras dos cosas: la una,
que se guarde omne cuanto pudiere de non fazer nin meterse en sospecha
nin en semejança porquel deva venir alguna desaventura o mala fama; la
otra, es pedir merçed et rogar a Dios que, pues él se guarda cuanto puede
El Conde Lucanor
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porquel nol venga desaventura nin mala fama, quel guarde Dios que non
le venga ninguna desaventura como vino a mí el otro día que entré en una
calleja por fazer lo que non podía escusar para la salud del mi cuerpo et que
era sin pecado et sin ninguna mala fama, et por mi desaventura moravan ý
tales compañas, porque maguer yo era sin culpa, finqué mal enfamado.
Et vós, señor conde Lucanor, si queredes acrescentar et levar adelante
vuestra buena fama, conviene que fagades tres cosas: la primera, que fa-
gades muy buenas obras a plazer de Dios, et esto guardado, después, en lo
que pudierdes, a plazer de las gentes, et guardando vuestra onra et vuestro
estado, et que non cuidedes que por buena fama que ayades, que la non
perderedes si dexasedes de fazer buenas obras et fiziéredes las contrarias;
ca muchos omnes fizieron bien un tiempo et porque depués non lo levaron
adelante, perdieron el bien que avían fecho et fincaron con la mala fama
postrimera. La otra es que roguedes a Dios que vos endereçe que fagades
tales cosas porque la vuestra buena fama se acresçiente et vaya sienpre
adelante et que vos guarde de fazer nin de dezir cosa porque la perdades.
La terçera cosa es que por fecho, nin por dicho, nin por semejança, nunca
fagades cosa porque las gentes puedan tomar sospecha, porque la vuestra
fama vos sea guardada como deve. Ca muchas vezes faze omne buenas
obras et por algunas malas semejanças que faze, las gentes toman tal so-
specha, que enpeeçe poco menos para l mundo et para l dicho de las gentes
como si fiziesse la mala obra. Et devedes saber que en las cosas que tañen a
la fama, que tanto aprovecha o enpeçe lo que las gentes tienen et dizen
como lo que es verdat en sí; mas cuanto para Dios et para l alma non
aprovecha nin enpeçe sinon las obras que el omne faze et a cuál entención
son fechas.
Et el conde tovo éste por buen exiemplo et rogó a Dios quel dexasse fazer
tales obras cuales entendía que cumplen para salvamiento de su alma et
para guarda de su fama et de su onra et de su estado.
Et porque don Johan tovo éste por muy buen enxiemplo, fízolo escrivir en
este libro, et fizo estos viessos que dizen assí:
Faz sienpre bien et guárdate de sospecha,
et siempre será la tu fama derecha.
Et la estoria deste exiemplo es ésta que se sigue:
El Conde Lucanor
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Exemplo XLVIIº
De lo que contesçió a un moro con una su hermana que dava a enten-
der que era muy medrosa
Un día fablava el conde Lucanor con Patronio en esta guisa:
-Patronio, sabet que yo he un hermano que es mayor que yo, et somos fijos
de un padre et de una madre et porque es mayor que yo, tengo que lo he de
tener en logar de padre et seerle a mandado. Et él ha fama que es muy buen
christiano et muy cuerdo, pero guisólo Dios assí: que só yo más rico et más
poderoso que él; et como quier que él non lo da a entender, só çierto que a
ende envidia, et cada que yo he mester su ayuda et que faga por mí alguna
cosa, dame a entender que lo dexa de fazer porque sería pecado, et
estráñamelo tanto fasta que lo parte por esta manera. Et algunas vezes que
ha mester mi ayuda, dame a entender que aunque todo el mundo se perdi-
esse, que non devo dexar de aventurar el cuerpo et cuanto he porque se faga
lo que a él cumple. Et porque yo passo con él en esta guisa, ruégovos que
me consegedes lo que viéredes que devo en esto fazer et lo que me más
cumple.
-Señor conde -dixo Patronio-, a mí paresçe que la manera que este vuestro
hermano trae conbusco semeja mucho a lo que dixo un moro a una su her-
mana.
El conde le preguntó cómo fuera aquello.
-Señor conde -dixo Patronio-, un moro avía una hermana que era tan re-
galada, que de quequier que veié o la fazién, que de todo dava a entender
que tomava reçelo et se espantava. Et tanto avía esta manera, que cuando
bevía del agua en unas tarrazuelas que la suelen bever los moros, que suena
el agua cuando beven, cuando aquella mora oía aquel sueno que fazía el
agua en aquella tarraçuella, dava a entender que tan grant miedo avía
daquel sueno que se quería amorteçer.
Et aquel su hermano era muy buen mançebo, mas era muy pobre, et porque
la grant pobreza faz a omne fazer lo que non querría, non podía escusar
aquel mançebo de buscar la vida muy vergonçosamente. Et fazíalo assí:
que cada que moría algún omne, iva de noche et tomávale la mortaja et lo
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que enterravan con él; et desto mantenía a sí et a su hermana et a su com-
paña. Et su hermana sabía esto.
Et acaesçió que murió un omne muy rico, et enterraron con él muy ricos
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