Indeks IndeksAnne McCaffrey Cykl Planeta piratĂłw (1) SassinakHarrison Harry Planeta Smierci 03Harry Harrison Cykl Planeta śmierci 3Anthony, Piers Incarnations of Immortality 02 Bearing an Hourglass284. Lawrence Kim Noc w SzkocjiThe Forever King Molly CochranE Nesbit The Five Children OmnibusDusan Fabian Rytual 01 RytualGlowacki_Ryszard_ _Paroksyzm_numer_minus_jedenGraham Masterton Czarny AniośÂ‚
  • zanotowane.pl
  • doc.pisz.pl
  • pdf.pisz.pl
  • limerykarnia.xlx.pl
  •  

    [ Pobierz całość w formacie PDF ]

    horizonte, donde se alzaban los increíbles riscos de las Grandes Eternidades,
    recortándose como negras siluetas sobre aquella falsa aurora.
    Más cerca, en cuanto abarcaba la visión sobre aquella región que jamás había recibido
    la caricia de la luz solar, del claro de luna o resplandor de las estrellas, extendíase una
    desolada y fragosa llanura sobre la que se alzaban en indescriptible confusión y con las
    formas más fantásticas, aristas; minaretes; agujas y murallas de hielo y piedra, esculpidas
    por el viento glacial con su mano de artista loco.
    Ham pasó un brazo protector en torno a los hombros de Pat y le sorprendió notar que
    temblaba.
     ¿Tienes frío?  le preguntó, mirando el termómetro de esfera que llevaba a la
    muñeca . Sólo estamos a treinta y ocho grados bajo cero.
     No tengo frío  replicó Pat . Es la impresión nada más.  Se apartó de él . Me
    extraña que esta región conserve esta temperatura relativamente elevada. Al faltarle la luz
    solar, diríase que...
     Te equivocarías al suponerlo  la atajó Ham. Cualquier ingeniero te hablaría de la
    difusión de los gases: Las corrientes cálidas superiores pasan a ocho o diez kilómetros
    sobre nuestras cabezas, y como es natural, transportan mucho calor procedente del
    desierto que hay más allá de la zona crepuscular. Es inevitable que se produzca cierta
    difusión del aire caliente en el frío, y además de eso, ten en cuenta que al enfriarse, el
    viento cálido desciende. Y no olvides tampoco que el relieve de la región contribuye
    poderosamente a ello.
    Hizo una pausa antes de proseguir con expresión pensativa:
     Oye, no me extrañaría encontrar parajes cerca de las Eternidades donde reinasen
    corrientes de arriba abajo, formadas por vientos cálidos que descendiesen por la ladera
    del monte, creando en algunos lugares un clima bastante soportable.
    Siguió a Pat mientras ésta avanzaba con grandes precauciones, tratando de rodear las
    masas heladas más próximas al círculo de luz que irradiaba el cohete.
     ¡Mira!  exclamó . ¡Aquí lo tenemos, Ham! Aquí está el ejemplar que buscábamos
    de la vida vegetal del lado oscuro.
    Se inclinó sobre una masa bulbosa de color gris.
     Líquenes u hongos  prosiguió . No tienen hojas, como es natural; la función
    clorofílica depende del sol, y por lo tanto esta planta no tiene clorofila. Es una planta de
    tipo muy primitivo y sencillo, y sin embargo... hasta cierto punto... no tan sencilla como
    parece. ¡Mira, Ham... tiene un sistema circulatorio muy desarrollado!
    El se inclinó, juntando su cabeza con la de Pat, y a la débil luz amarillenta que les
    llegaba del cohete vio la fina redecilla de venas que ella le indicaba.
     Eso indica  continuó la joven que posee algo así como un corazón y... ¡Vamos a
    ver!  Colocó de pronto su termómetro de esfera en contacto con la masa carnosa, lo
    mantuvo así un momento, y después lo consultó . ¡Sí! ¡Mira cómo se ha movido la aguja,
    Ham! ¡Irradia calorías! Es una planta de sangre caliente. Y si bien se piensa, esto no deja
    de ser natural, pues es el único tipo de planta que puede vivir en una región que se halla
    constantemente por debajo del cero termométrico. El agua en estado líquido es condición
    indispensable para la vida.
    Pat tiró de la planta, y con un plop sordo ésta se separó del hielo. Un líquido oscuro
    serpenteó saliendo de la raíz desgarrada.
     ¡Puah!  exclamó Ham . ¡Qué cosa tan asquerosa! «Y arrancó la mandrágora que
    sangraba», ¿eh? La única diferencia es que; según dicen, las mandrágoras gritan cuando
    las arrancan.
    Se interrumpió, un leve y palpitante plañido, un gemido sobrenatural surgió de la
    temblorosa pulpa, y él miró a Pat estupefacto.
     ¡Puah!  gruñó . ¡Qué asco!
     ¿Te da asco? ¡Yo lo encuentro un organismo bellísimo e interesante! Está
    perfectamente adaptado al medio ambiente.
     Ahora más que nunca me alegro de ser un simple ingeniero  gruñó él, mirando a
    Pat mientras ésta abría la puerta del cohete y dejaba la planta sobre un pedazo cuadrado
    de caucho . Vamos. Echemos una mirada por los alrededores.
    Pat cerró la puerta y se alejó del cohete en su seguimiento.
    Instantáneamente aquella tenebrosa noche cayó sobre ellos como una niebla negra, y
    sólo al mirar hacia atrás, en dirección a las portillas iluminadas de la nave, Pat podía
    convencerse de que estaban en un mundo real.
     ¿Encendemos las lámparas del casco?  preguntó Ham.
     Será mejor que lo hagamos, si no queremos partirnos la crisma.
    Antes que ninguno de los dos pudiese dar un paso más, un sonido se sobrepuso al
    ulular del viento gélido, un grito salvaje, feroz, sobrenatural... Hubiérase dicho la risa del
    demonio, unas satánicas carcajadas, mezcladas con aullidos que helaban la sangre en
    las venas.
     ¡Son los triopts!  dijo Pat con voz trémula, olvidando momentáneamente las reglas
    de la gramática sobre el plural.
    Estaba asustada, a pesar de que generalmente era mujer tan valiente como Ham, e
    incluso más intrépida y atrevida que éste, pero aquellos gritos sobrenaturales le
    recordaban los espantosos momentos que pasaron en el barranco de los Montes de la
    Eternidad. Presa de un pánico incontenible, trató con manos temblorosas de encender el
    receptor del casco y de sacar el revólver, sin conseguir ninguna de ambas cosas.
    Mientras media docena de pedruscos silbaban como balas a su alrededor, y uno de
    ellos golpeaba dolorosamente el brazo de Ham, éste consiguió encender sus luces.
    Cuatro rayos de luz dibujaron una larga cruz entre los resplandecientes riscos, y las
    salvajes risas aumentaron en un crescendo de dolor. Ham distinguió momentáneamente
    unas siluetas sombrías que saltaban desesperadamente de lo alto de los riscos próximos,
    para huir como espectros entre las tinieblas. Después reinó el silencio.
     ¡Uf!  murmuró Pat . Qué miedo he pasado, Ham  Acurrucándose junto a él
    continuó con voz más segura : Pero ya tenemos la prueba que buscábamos de que el
    Triops noctivivans es un ser que habita en el lado nocturno, y los que vimos en las
    montañas son sus avanzadillas o simples grupos que han ido a parar allí después de
    recorrer los oscuros desfiladeros.
    A lo lejos resonaron las diabólicas carcajadas.
     Me pregunto  musitó Ham sí esos gritos que emiten constituyen un lenguaje.
     Muy probablemente, si piensas que los animales autóctonos de la Región Cálida son
    inteligentes, y que estos seres son parientes suyos. Además, arrojan piedras y saben
    utilizar esas enormes cápsulas que hicieron llover sobre nosotros en el barranco... y que
    sin duda deben de ser el fruto de alguna planta nocturna. Los trioptes son sin duda
    inteligentes a su manera bárbara, feroz y propia de criaturas sedientas de sangre, pero
    son animales tan intratables que no creo que los hombres consigan conocer jamás su
    mentalidad ni aprender su lenguaje.
    Ham asintió muy serio, en el mismo momento en que una piedra arrojada con muy
    mala intención hacía saltar brillantes partículas de hielo de una aguja situada a una
    docena de pasos. Movió la cabeza, barriendo la llanura con la luz de sus proyectores, y
    una aguda risotada surgió de las tinieblas.
     Gracias a Dios que las luces les mantienen a una respetuosa distancia  murmuró.
    Pat se había enfrascado de nuevo en la busca de ejemplares raros. Había encendido
    también sus lámparas, y trepaba ágilmente por los fantásticos monumentos de aquel
    extraño mundo. Ham la seguía, observándola mientras ella arrancaba muestras de
    aquella vegetación que sangraba y gemía. Descubrió una docena de variedades, y un
    pequeño ser en forma de cigarro que no cesaba de debatirse y que ella contempló
    perpleja, sin saber si se trataría de una planta, un animal, ambas cosas a la vez o ninguna
    de ellas. Cuando su bolsa de herborizar estuvo completamente llena, ambos regresaron
    por la llanura hacía el cohete, cuyas portillas brillaban a lo lejos como una hilera de ojos.
    Pero les esperaba una gran sorpresa cuando abrieron la escotilla para entrar. Ambos
    retrocedieron instintivamente al recibir en sus caras una bocanada de aire cálido, mohoso, [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]

  • zanotowane.pl
  • doc.pisz.pl
  • pdf.pisz.pl
  • ftb-team.pev.pl
  •